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lunes, 2 de abril de 2007

El arma procedente del mismo infierno

Plutón era un misil de crucero trisónico con ojivas múltiples de hidrógeno y propulsión nuclear. Su mera onda de choque era capaz de matar al sobrevolar el suelo a baja altura; si esto no acababa contigo, lo haría la radiación de su motor, un reactor nuclear desnudo que iba expulsando pedazos de plutonio a medio gastar y altamente radioactivo en su recorrido. Y si todo esto fallaba, siempre estaban las 16 cabezas termonucleares de un megatón cada una.

Plutón habría despegado desde los EE UU con unos cohetes aceleradores, necesarios para obtener la velocidad mínima de funcionamiento de su Ramjet nuclear. A partir de ese momento aceleraría hasta un mínimo de tres veces la velocidad del sonido hasta alcanzar la costa, momento en el que sus sistemas de seguimiento del terreno lo harían descender e iniciar su perfil de ataque a baja altura. A esa velocidad y altitud de operación nadie hubiese podido detectarlo, y mucho menos interceptarlo. Habría podido recorrer cualquier país enemigo dejando una estela de devastación sin precedentes.

Afortunadamente “el arma procedente del mismo infierno” nunca voló. El Proyecto Plutón se canceló el 1 de julio de 1964, tras engullirse 260 millones de dólares de entonces.


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